Afortunadamente, descubrí un secreto.
Resulta que tengo un medio hermano. Todo lo que tengo que hacer es localizarlo y convertirlo en príncipe. ¿Todos quieren ser príncipes y tener el mundo a sus pies? Bueno, todos menos yo.
El tiempo corre y lo último para lo que tengo tiempo es para mi nueva vecina.
Me distrae de mi objetivo, pero por alguna razón no puedo sacármela de la cabeza.
Ella puede ser mi amiga, pero nada más.
No puedo tocarla. No puedo besarla. No puedo fantasear con todas las cosas que podría hacer con ella. Y a ella.
Y, sobre todo, no puedo dejar que descubra quién soy.
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